Opinión

Cuentos de café

Diego Paolinelli

Caida libre o tiro vertical

Pablo terminó su recorrida de la tarde por los clientes habituales y decidió pasar por una cerveza en el bar del Centro antes de regresar a su casa. Cuando ingresó, lo sorprendió ver a Fabián y Marcelo sentados a una mesa. Lo que no fue sorpresa, fue que estuvieran discutiendo. Estos dos, que se conocían desde la adolescencia, siempre tenían un buen motivo para la discusión: uno de Boca, el otro de River. Uno Peronista, el otro Radical, seguramente había muchos ejemplos más que los separaban en gustos, pero lo que los unía era una sincera amistad que ya superaba los treinta años. Pablo que se dirigía hacia la barra, cambió el rumbo para ir a saludar a estos dos viejos conocidos. Se acercó a la mesa y antes de saludar les dijo: “¿Se puede saber sobre qué están discutiendo ahora los señores MAYORES?”

Ambos cortaron la charla, lo saludaron al unísono y lo invitaron a sentarse con ellos. “¿Qué haces Pablito? dijo Fabián, era con él con quién los unía una relación más cercana a través de los años. Y continuó: “Vos te recibiste de técnico, ¿verdad? Sí, bueno, nos tenes que ayudar a definir una cuestión de física. Porque yo digo que es TIRO VERTICAL y Marcelo dice que es CAIDA LIBRE”

Pablo se sorprendió por la pregunta, también que se acordaran que él había estudiado de Técnico, siendo ellos Bachilleres, pero ahora tendría que buscar bien en su memoria, donde había quedado guardada esa definición (no eran tiempos de GOOGLE en los teléfonos aún). Pensó un ratito y le puso palabras a la consulta: “Bueno, si no recuerdo mal, ambos son movimientos verticales, el de CAIDA LIBRE es un movimiento desde arriba hacia abajo y el TIRO VERTICAL es desde abajo hacia arriba”. “Viste, visteeee” gritó eufórico Marcelo y levantó los brazos al cielo para festejar. “Para, para” interrumpió Fabián. ”No es que quiera desacreditar al JUEZ (que en este caso sería Pablo), peroooo si tomamos en cuenta que el objeto del que estamos discutiendo y realiza el movimiento, solo describe una línea recta, no hubiese terminado la trayectoria sobre el objetivo, ¿o me equivoco? Marcelito, vos sabes que el borde del balcón no daba a la calle, si no a la mitad de la vereda”….Se hizo un silencio entre los dos contendientes, mientras Pablo giraba su cabeza, buscando respuestas en las caras de ambos. Pero entonces recordó algo que podría útil para encontrar la respuesta tan buscada: “Me acordé de algo que les puede servir…hay otra diferencia entre ambos movimientos, a la CAIDA LIBRE solo la afecta la fuerza de la gravedad y al TIRO VERTICAL puede ser tanto hacia arriba o abajo, pero además de la gravedad se le aplica una fuerza. Y esa es la mayor diferencia, el TIRO VERTICA se impulsa a través de aplicar una fuerza y en el otro no”. “JAAA!!!” espetó Fabián, “Entonces es como yo decía, porque si no, no caía donde cayó” concluyó la frase y levantó las palmas de sus manos en gesto de: No hay otra respuesta.

Marcelo, lo miraba atentamente y trataba de analizar esto último en silencio, pero el silencio lo rompió Pablo para decir: “Che, a ver si me cuentan bien de que se trata esto y nos sacamos los tres las dudas”.

“Dale, ¿cuento Yo o, contas vos?….no deja que ¡cuento Yo!” Dijo Fabián y arrancó: “Sería el año 89”, “91” acotó Marcelo…”Ponele 90 y parten diferencias” dijo Pablo e invitó a Fabián a continuar, aunque internamente sabía que se iba a hacer largo el relato. Fabián carraspeo mirando a Marcelo y continuó: “En ese año, acá con el señor y un tercero que no conoces, además no estaba la noche en cuestión, compartíamos un departamento muy pequeño en Recoleta (CABA). El edificio donde vivíamos está sobre Pacheco de Melo, detrás del hospital Rivadavia, y a la vuelta del Pasaje Bollini. En esa zona, durante esa época, todas las noches…eran sábado. Estábamos casi acostumbrados, que la nocturnidad era con un gran movimiento de gente. Al inicio de la noche era bulliciosamente alegre, pero a la vuelta, cuando cerraban los boliches, era una caravana de borrachos peleones y gallinas chuecas hablando a los gritos. Todas estas apreciaciones las compartíamos con Marcelo, desde la óptica de dos tipos que al otro día se tenían que levantar temprano para ir a trabajar…. La sufríamos más, por no estar de joda como ellos, que por padecer el barullo. Bueno…resulta qué ya avanzada la madrugada, y con menos de 3 horas de sueño por delante, alguien activó la alarma de un auto”. “Un Duna rojo” intercedió Marcelo. “Un UNO” corrigió Fabián. “Un Duna”, “Un UNO”, así un par de rondas más, hasta que Pablo dirimió la disputa casi bufando: “UN FIAT ROJO”. Entonces Fabián aceptó la idea y siguió. “Eso, un FIAT rojo, flamante, nuevito. No sabes lo que aturdía con la bocina. Encima, nosotros estábamos en un 2do piso, en un mono ambiente con balcón a la calle. Y para peor, estábamos en verano y era inevitable tener las ventanas abiertas. Minga que íbamos a tener aire acondicionado en esas épocas. Para colmo, el chabón le había puesto de esas alamas que hacen juego de luces, lo que hacía que el autito iluminara la cuadra como si fuera de día en plena noche cerrada. Salimos al balcón y algunos vecinos de nuestro edificio, mas algunos otros de la cuadra también. Un grupo comenzó a gritar, ¿cómo si eso fuera a desactivar la alarma? O peor, ¿cómo si el dueño que estaba de joda a la vuelta fuera a escuchar? Te irás imaginado Pablito lo que pasó después”. A Pablo se le dibujó la misma sonrisa de maldad que a sus compañeros de mesa, pero con un gesto invitó a que concluyera. Y Fabián lo hizo: “Se ve que alguien con menos paciencia que el resto de los vecinos decidió HACER JUSTICIA. Cómo te dije, nosotros estábamos en el balcón, cuando de pronto noté por el rabillo del ojo, que algo bajaba raudamente y pasó frente a nosotros, la seguimos con la mirada, apoyados en la baranda. Era una maceta grande que impactó justo en el medio del techo del auto, que lo hundió hasta chocar con los asientos del vehículo. Los cristales del auto estallaron a la vez que la maceta en un gran número de partes, desparramando tierra en todas las direcciones. Con el ruido provocado por el macetazo, hubo unos segundos de silencio por el asombro, y luego se coronó el momento con gritos y hasta algunos aplausos de los presentes en cada balcón, como si festejaran el gol del Diego a los Ingleses”.

Pablo, tomó una decisión sobre la pregunta inicial y dijo: “Chicos, no me quedan dudas que fue un TIRO VERTICAL, porque si la hubiesen soltado desde el borde del balcón sin darle un impulso, con solo el peso de la maceta hubiese caído en la vereda y no en la calle. Pero ahora yo tengo dos preguntas: 1ra- ¿Autor o autores del acto justiciero?” Ambos se miraron y concluyeron, que fue varios pisos arriba, pero nadie se hizo cargo.

Entonces Pablo continuó: “Y 2do: la alarma….¿se apagó o siguió sonando?.

Marcelo lo miró a su amigo y consultó: “¿Vos te acordas Fabi?

Y Fabián concluyó: “La verdad es que.. lo único que me acuerdo es que nos fuimos a acostar, pensando que en 3 horas teníamos que levantarnos para ir a laburar, pero con una sonrisa dibujada, gracias al vecino Justiciero”.