Especial

Calidad de Vida

Leandro Melón

Cómo hacer Home Office y no perder la cabeza en el proceso

Como si no fuera ya de por sí motivo de debate anteriormente, desde el inicio de la cuarentena la modalidad del teletrabajo parece haber llegado para quedarse, al punto que el Congreso de la Nación llegó a establecer regulaciones al respecto para los empleadores que busquen desplazarse y adaptar su modelo de negocios a este nuevo paradigma.

El "Home Office" de por sí tiene sus pros y sus contras, discutidos desde hace años, pero para aquellos que tenemos la fortuna de poder continuar con nuestro trabajo diario desde casa, especialmente frente a las circunstancias extraordinarias que nuestro país (al igual que el mundo entero) se encuentra atravesando, es buena idea tener un conjunto de guías para que esta nueva modalidad no nos quite nuestra productividad o iniciativa al momento de encarar el día de trabajo.

A continuación, una serie de recomendaciones que aquellos más acostumbrados a este nuevo modelo parecen tener en cuenta en el día a día:

1.Mantener los horarios: Es importante respetar la rutina profesional como si se tratara de cualquier otro día de trabajo. Levantarse a cierta hora, desayunar antes de comenzar, bañarse, vestirse de la misma forma que uno lo haría al momento de plantearse ir a la oficina. Esto permite, al momento de prender la computadora, no tener tantas tentaciones y por lo tanto no perder la concentración.

2. Construir un espacio propio donde trabajar: Puede ser algo tan simple como una silla y un escritorio, un vaso de agua, un mate, etc. Lo que sea necesario para mantenerse atento a la labor a realizar. Asegurate de que ese espacio esté en orden. Trabajar desde la cama, o tener que levantarse a cada rato a buscar alimentos o documentos que no se encuentren allí mismo, puede volverse una fuerte distracción y afectar el rendimiento.

3. Poner límites: Informá a familiares y amigos que en ciertos horarios no te vas a encontrar disponible, al igual que si te encontraras en otro lugar, es decir, en la empresa de forma presencial. Evitá las distracciones.

4. Salir de casa: En el actual esquema se vuelve habitual, lamentablemente, pasar mucho tiempo encerrado. Siempre respetando los protocolos de seguridad e higiene, reservá tiempo para salir a la calle, caminar, hacer ejercicio, despeja tu mente, dedícate a cuestiones personales pendientes, etc.

5. Establecé un final para tu jornada laboral: Estando en casa y frente a la computadora, puede aparecer la tentación de extender las horas trabajadas en busca de finalizar un proyecto pendiente, ocasionalmente bajo la placentera (pero falsa) percepción que eso se traduce en una mayor productividad y más rendimiento. Es importante separar aquello que resulta urgente de aquello que no, y aprender a poner un final al horario de trabajo, de la misma forma que siempre le damos un inicio.

Si sabemos combinar la disciplina y el rigor que exige la jornada de trabajo, con la flexibilidad que ofrece la nueva y cada vez más imperante modalidad conocida como “Home Office” o “Teletrabajo”; podremos aprender a minimizar posibles riesgos y acceder a todos sus beneficios, entre los cuales se han destacado el aumento de la responsabilidad individual, mejoras en la calidad de vida, favorecer la evaluación del trabajo basado en resultados, evitar tiempo perdido en transporte, ahorrar costos para la empresa, flexibilizar horarios y minimizar el ausentismo.

Quizás estos beneficios se encuentren entre aquellas cosas que podamos valorar en términos positivos en lo que algunos definen, aún de forma poco clara, como una “nueva normalidad” una vez finalizada la pandemia.