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Pablo De Lucía

El COVID y la explotación patronal: El caso de Greif

En la fábrica de plásticos Greif, ubicada en la ciudad de Campana, el día martes 19 de mayo se detectó que un trabajador oriundo de Maquinista Savio contrajo el COVID. A pesar de la protesta del resto de sus compañeros, la fábrica continuo operando como si nada hubiera pasado, envalentonada por la flexibilización de la cuarenta acordada entre el gobierno, las empresas y con el aval de los sindicatos.

El reclamo de los trabajadores logro imponer que sean testeados para evitar que el virus se propague. En el día de ayer, martes 26, en un testeo rápido dieron positivos otros 13 trabajadores. Se está a la espera de la confirmación mediante el testeo de las muestras por el método PCR. La empresa, en una actitud completamente despreciadora de la salud y la vida de los trabajadores y sus familiares, intima a que se presenten igualmente a trabajar los que no posean síntomas. La noticia se conoce en un cuadro de salto de los contagios registrados en la ciudad de Campana y alrededores.

La aparición de estos contagios positivos y probables pone de relieve los peligros del levantamiento de hecho de la cuarentena por parte del intendente Sebastián Abella, y de la apertura indiscriminada de 500 industrias en toda la provincia autorizada por el gobernador Axel Kicillof. El aumento de la circulación social, las concentraciones de obreros que implica el funcionamiento de la industria, la ausencia de protocolos de seguridad e higiene y la falta de testeos masivos hacen de esto un combo peligroso.

Un protocolo eficiente frente a un posible caso debe implicar el aislamiento preventivo de 14 días a todo aquel que estuvo en contacto directa o indirectamente, testeos a todo el personal, el cierre del área y la desinfección total del lugar, como puntos mínimos.

Para garantizar estás medidas de cuidado elementales es necesario poner en pie un Comité de Seguridad e Higiene electo por los trabajadores, con poder de veto sobre las medidas y resoluciones que se tomen ya que están en juego sus vidas y salud.

Para evitar que la patronal obligue a los trabajadores a optar entre el empleo o la salud es necesario evitar los despidos. La prohibición que dictó el gobierno es letra muerta para los empresarios. Lo prueba el caso Techint que recibió la homologación de los 1.400 despidos al comienzo de la cuarentena (200 en Campana) y otros 30 de la contratista Ferrûa en Siderca la semana pasada, luego de recibir un subsidio especial a costa de los fondos del Anses. Todo un premio para “los miserables”.

Otro mecanismo de presión sobre los trabajadores es la rebaja salarial. En este contexto de crisis, incertidumbre e inflación las empresas aplican las rebajas salariales a los “no esenciales”, aquellos que por la pandemia no se vieron obligados a ir a trabajar. El pacto entre la UIA y la CGT avalado por el gobierno tuvo un impacto importantísimo en los trabajadores de la zona que vieron una reducción salarial del 25% y en muchos casos, como en las automotrices, del 30%.

Como viene ocurriendo en distintos frentes, es necesaria la intervención de los trabajadores en la actual situación para defender la salud obrera y las condiciones de trabajo que permitan sostener la cuarentena.