Opinión

Política

Sebastián Francisca

¡Lo conseguimos, llegamos!

Probablemente y exagerando, para generar o no, impacto y nuevos pensamientos, paradigmas y procederes de todos, el haber llegado a los 100.000 muertos tienen para mí tres ejes con infinidad de elementos que todos podríamos ir agregando.

El primero de los ejes, podríamos decir que sí llegamos a los 100.000 muertos con y por la absoluta e indeclinable responsabilidad del gobierno nacional.

Simplemente con observar el pésimo manejo de la pandemia, escuchando a un Ministro de Salud decir que no iba a llegar el virus y que estaba preocupado por el dengue. No solo que no realizó ninguna actividad contra un solo mosquito, sino que subestimó al virus de una forma criminal. A todo eso le sumo, por algún apuro geopolítico, correr del mercado a uno de los más importantes laboratorios como Pfizer, para ponerse a disposición del presidente ruso y su laboratorio.

Podemos y lamentablemente recordar lo que el mismísimo Sr. Presidente declaró en el inicio: (sic) “prefiero tener 10% más de pobres que 100.000 muertos”. Logrando el 50% de lo dicho, ya que aumentaron los pobres, pero hubo igualmente 100.000 muertos.

Para cerrar un combo perfecto no les alcanzo al partido que se encuentra en el poder con gobernar 30 años la más grande de las provincias, la mayoría del resto y la nación en el mayor tiempo desde que retornamos a la democracia.

Parece no haberles alcanzado para tener un sistema de salud de verdad, integrado, con cobertura total, y con un mejor y más fácil ingreso al sistema, sobre todo para las clases más populares y necesitadas.

El segundo de los ejes por el cual considero que llegamos a los 100.000 muertos tiene que ver, con una oposición que en todos y cada uno de sus frentes provinciales y municipales quisieron y quieren sacar ventaja meramente política cuando el problema es principalmente sanitario.

También se aprovechan de nuestros muertos para señalar el mal manejo en las compras y distribución de las vacunas. Priorizando a sus “amigos”, y discriminando al resto de los argentinos, como así también fueron siempre o casi siempre, fieles acompañantes de cualquier movimiento, marcha o concentración que tenía como único objetivo criticar al gobierno, a su enamoramiento con la cuarentena eterna, etc.

El tercer eje por el cual considero que llegamos a los 100.000 muertos fue porque muchos sectores de nosotros, es decir de la sociedad toda solo registró y obedeció por un par de semanas lo que se bajaba desde el gobierno central. Y creo que fue sólo por imposición y no por convencimiento de que era y es algo sumamente serio esta pandemia.

Por lo tanto, en varios meses del año pasado, hubo un descuido de las medidas de seguridad para evitar no solo la circulación de las personas, sino lo que podíamos llevar de un lado hacia el otro que era y es el virus.

Así, se fueron muriendo en la primera ola nuestros “viejos”, en ésta segunda ola tocó a los más jóvenes, aún sin que ellos se dieran cuenta del daño que se estaban haciendo entre ese grupo etario y que seguirían su vida casi normal a pesar de las cifras.

Podría agregar a esto infinidad de errores más de todos lados, y por supuesto hacer mayor referencia y análisis científico y epidemiológico dada mi profesión, pero en realidad quise y ojalá lo haya logrado, que entendamos que todos o casi todos nos hemos equivocado en algo. Que puede ser y ojalá a pesar del dolor un aprendizaje para que ante este tipo de situaciones u otras menores seamos partícipes con decisiones más maduras y de conjunto pensando en el bien común.

Referido a mi profesión, pero con un perfil claramente ideológico que no invalida lo otro, hace ya un tiempo, de estos tiempos que siento a pesar de convivir con la muerte hace varios años, que me canse de ella. Pero también y por lo señalado en esta nota, que sólo es una reflexión y que quizás me he equivocado en algún pensamiento, o que he sido injusto…, “estoy tan cansado de la muerte como de los relatos”, de unos y otros.

Espero que en éstos tres ejes, se entienda que sólo quise, aunque aborde muchos rasgos de lo que pasó, sin llegar a la sátira (porque no sabría cómo hacerlo), tener como objetivo el que aprendamos para salir mejores y no repetir los errores de siempre.

Aprovechemos para crecer juntos, aún en las diferencias.

Dr. Sebastián Francisca
Médico de Familia
Máster en Salud Pública