Especial

La Palabra del Domingo

Rufino Giménez Fines-Sacerdote Rogacionista.

En todo tiempo, lugar o circunstancia

En este décimo sexto domingo del Tiempo Ordinario, corresponde la lectura del evangelio de San Mateo, Capítulo 6, versículos del 30 al 34: “Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Jesús les dijo: — Vengan aparte conmigo. Vamos a descansar un poco en algún lugar solitario. Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba ni tiempo para comer. 32 Así que subieron a una barca y se dirigieron, ellos solos, a un lugar apartado. 33 Muchos vieron alejarse a Jesús y a los apóstoles y, al advertirlo, vinieron corriendo a pie por la orilla, procedentes de todos aquellos pueblos, y se les adelantaron. 34 Al desembarcar Jesús y ver a toda aquella gente, se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas”.
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El domingo pasado vimos cómo Jesús envía a los 12 de dos en dos a predicar, sin llevar ninguna pertenencia, y dándoles autoridad sobre los espíritus impuros, convertir y curar… vimos, entonces, que el apostolado es palabra pero también acción.

Aquí encontramos a los 12 ya de vuelta, luego de misionar, y Jesús los invita a descansar (no son máquinas) en algún lugar solitario. El desierto, es una figura mencionada varias veces por San Marcos, siempre asociada a un lugar o espacio libre de interacción con otras personas, donde poder reflexionar, evaluar y discernir, pensar en las cosas del Señor e incluso interactuar con él.

Sin embargo, se rompen los planes de Jesús. Se compadece de la gente y se pone a enseñarles. “Andan como ovejas sin pastor”, señala, expresando la falta de orientación y dispersión del pueblo, que debería permanecer unido… son personas bien dispuestas, necesitados de guía espiritual y conversión.

Lejos de contrariarse, Jesús asume su rol de pastor y así, nos habla de otra característica del ministerio pastoral: la comunión con el rebaño. El Salmo 22 dice: “El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. Y aquí vemos a Jesús cómo único y verdadero pastor del pueblo de Dios.

Recorriendo sus dichos y acciones registradas en los Evangelios, es Jesús quien nos guía a “verdes praderas”, es decir, a estar en paz con nosotros mismos y con los demás, formando un solo rebaño. Como en aquellos días, la gente sigue hoy ávida de orientación y guía.

Jesús invita a los 12 a ir a un lugar retirado, a descansar y reflexionar. Lamentablemente, cuando tenemos la posibilidad de tomarnos vacaciones, a veces estas incluyen apartarse de las cosas de Dios.
Por supuesto, es buena una sana recreación y esparcimiento, pero sin olvidar dejar espacio para la oración, la lectura, y la práctica de la Eucaristía… si estas cosas las vemos no como una “obligación”, y las vivimos como una “necesidad”, se entenderá de lo que hablo.

Jesús interrumpió el descanso para atender a su pueblo, que había ido a escucharle. Tenemos que saber renunciar a nuestro plan, si es que el prójimo nos necesita, porque el servicio es fundamental para un cristiano: ¿Qué más gratificante y sanador que hacer las cosas del Señor? Y es que “hacer el bien, hace bien” en todo tiempo, lugar o circunstancia.