Es un día cualquiera. Filtran los primeros rayos del sol por la ventana, derraman generosa luz sobre la cama, una voz sin voz murmura, el día espera sediento de ahuyentar tardías sombras que tratan de esconderse entre frazadas.
Casi sonámbulo es el caminar, el pasillo gastado de chinelas rotas que conducen al mate matinal, se abre la automática puerta con solo mirar, pero… pero. ¿Qué es eso que rompe la diaria monotonía del lugar?
Una blanca paloma posada sobre la mesa lo mira con sus alas quietas.
La casa cerrada, las aves del cielo tienen sendas marcadas, no se posan sobre las mesas, la escasa luz muestra el vacío.
Chinela vieja vacila, prudencia sin riqueza mira, peregrina por la morada, su diestra lo sostiene, vuelve a la cama.
¿Y la paloma? ¿Dónde está?
HEBE CERNADAS
Del libro “Amalgama-Antología de CAL”/2019