Fabricó en Campana el primer paramotor en su tipo, pero no lo dejan probarlo
Se trata de un artefacto utilizado para volar en parapente, el cual es único en su tipo en toda América Latina, al ser de fibra de carbono. El campanense aprovechó la cuarentena para concluir el proyecto, y pese a contar con protocolos aeronáuticos, las restricciones por la pandemia no le permiten probarlo en el aire.

Mientras algunos pintaron la casa, otros cambiaron algún foquito quemado, arreglaron el jardín, o aprendieron a tocar el Ukelele, un vecino de nuestra Ciudad supo aprovechar mejor que nadie el tiempo de la cuarentena, y construyó el primer paramotor de Latinoamérica hecho en fibra de carbono, lo que lo convierte en una herramienta mucho más liviana y versátil para volar, por ejemplo, en parapente.
De hecho, Diego David Conti practica esta actividad desde hace tres años, además de ser piloto de planeadores y miembro del Club de Planeadores de Zárate desde el 2005. Entre sus pergaminos, además, figura ser campeón nacional de aeromodelismo, otra de sus pasiones.
“Vi que en Europa se estaba usando el material compuesto de fibra de carbono, y junto al pionero del parapente argentino empezamos a investigar. Un tiempo antes de la cuarentena empecé a armar las matrices, el modelo. Y luego, por el aislamiento estuve dos meses parado en mi laburo, y se aceleró el proyecto” relata el propio Diego, entrevistado por el programa “Más Temprano que Nunca”, que se emite de 10 a 13 horas por Radio Más (90.3 MHZ).
Tras mucho trabajo, finalmente logró terminarlo. Su creación no tiene similares en América Latina, y sólo encuentra algunos ejemplos en Eslovenia, España y Alemania. Lo único que falta para certificar el éxito de ese propulsor de vela de parapente, es probarlo. Y la única forma de hacerlo, es salir a volar.
“La idea es ensayarlo, probarlo, hacer una secuencia de vuelo para ver cómo responde, en distintas condiciones. Ver la maniobrabilidad, como se comportan las palancas, las hélices (que también son de fibra), y con el modelo definitivo, laminarlo y hacer una serie de fabricación” explica el fabricante, quien destaca la posibilidad productiva que también tiene su obra.
Sin embargo, y pese a contar con un protocolo aprobado por la Federación que representa a la actividad, no tuvo respuesta a su solicitud en el Municipio.
La mayor cualidad de este chasis es que es aerodinámico, y más estético, además de su bajo peso (alrededor de 3 kilos, frente a los más de 9 de un equipo convencional). El mismo es impulsado por un motor HIE español, de 20 HP, especialmente fabricado para este fin.
“Volar es una sensación que no se compara con nada. Es lo más lindo que pueda existir. Estar en el cielo, suspendido” explica. En Campana, antes de la pandemia, se podía practicar parapente en dos lugares: en el Club Río Luján, y en Parapente La Reserva, un predio ubicado entre San Jacinto y Otamendi.
Tras dar a conocer su historia, Diego Conti continuará insistiendo para poder probar su creación y no sólo seguir disfrutando de su pasión, sino además avanzar en un proyecto de producción internacional. Esperando que no le corten las alas…
De hecho, Diego David Conti practica esta actividad desde hace tres años, además de ser piloto de planeadores y miembro del Club de Planeadores de Zárate desde el 2005. Entre sus pergaminos, además, figura ser campeón nacional de aeromodelismo, otra de sus pasiones.
“Vi que en Europa se estaba usando el material compuesto de fibra de carbono, y junto al pionero del parapente argentino empezamos a investigar. Un tiempo antes de la cuarentena empecé a armar las matrices, el modelo. Y luego, por el aislamiento estuve dos meses parado en mi laburo, y se aceleró el proyecto” relata el propio Diego, entrevistado por el programa “Más Temprano que Nunca”, que se emite de 10 a 13 horas por Radio Más (90.3 MHZ).
Tras mucho trabajo, finalmente logró terminarlo. Su creación no tiene similares en América Latina, y sólo encuentra algunos ejemplos en Eslovenia, España y Alemania. Lo único que falta para certificar el éxito de ese propulsor de vela de parapente, es probarlo. Y la única forma de hacerlo, es salir a volar.
“La idea es ensayarlo, probarlo, hacer una secuencia de vuelo para ver cómo responde, en distintas condiciones. Ver la maniobrabilidad, como se comportan las palancas, las hélices (que también son de fibra), y con el modelo definitivo, laminarlo y hacer una serie de fabricación” explica el fabricante, quien destaca la posibilidad productiva que también tiene su obra.
Sin embargo, y pese a contar con un protocolo aprobado por la Federación que representa a la actividad, no tuvo respuesta a su solicitud en el Municipio.
La mayor cualidad de este chasis es que es aerodinámico, y más estético, además de su bajo peso (alrededor de 3 kilos, frente a los más de 9 de un equipo convencional). El mismo es impulsado por un motor HIE español, de 20 HP, especialmente fabricado para este fin.
“Volar es una sensación que no se compara con nada. Es lo más lindo que pueda existir. Estar en el cielo, suspendido” explica. En Campana, antes de la pandemia, se podía practicar parapente en dos lugares: en el Club Río Luján, y en Parapente La Reserva, un predio ubicado entre San Jacinto y Otamendi.
Tras dar a conocer su historia, Diego Conti continuará insistiendo para poder probar su creación y no sólo seguir disfrutando de su pasión, sino además avanzar en un proyecto de producción internacional. Esperando que no le corten las alas…