Campana Noticias
Entrevista
19/05/2021 10:00

Colegio San Roque: Efectos de la virtualidad en chicos y no tan chicos

En comunicación con el Prof. Javier Buscassa discutimos los retos y aprendizajes que el aislamiento implicó para los chicos, los docentes y sus familias, destacando a su vez el impacto emocional sufrido tanto por los alumnos del primario como los del secundario, quienes buscan preparar sus rituales de egreso bajo un esquema sin precedentes.
La pandemia ha trastocado la vida de todos, de los individuos y de las organizaciones. Entre ellas, una de las más afectadas ha sido la escuela. Desde los medios solemos enfocarnos en los efectos que la virtualidad tiene sobre los niños, sobre la organización familiar, pero hoy vamos a profundizar en el impacto que el aislamiento ha tenido en las instituciones, sus directivos y docentes.

Para ello entrevistamos al Prof. Javier Buscassa, quien forma parte del Equipo Directivo del Colegio San Roque y participa de la gestión de los niveles primario y secundario.

CN: ¿Qué conocimientos cree que le ha dejado la experiencia transitada durante el 2020 y cómo los ha preparado para el dilema presencialidad/virtualidad en este 2021?

JB: “La pandemia nos obligó a hacer cosas que muchos, si no todos, vislumbrábamos como necesarias pero que no terminaban de aterrizar en las aulas, fundamentalmente en la incorporación de tecnología y de estrategias didácticas más modernas en las clases. No estoy hablando acá puntualmente del Colegio San Roque, si no del sistema educativo en general.

Claro que cuando pensábamos en estas cosas lo hacíamos en tanto complementos de la tarea de aula, del contacto con los chicos, no como sucedáneos del contacto personal, de la clase en el salón con los alumnos presentes. Y de buenas a primeras nos vimos forzados a darle entidad a eso que veníamos considerando como posible y a reinventarnos enteramente como una institución que educa y unos adultos que educan mediados por la tecnología.

El proceso no fue fácil -y ahora sí hablo del Colegio San Roque en particular-; en las primeras semanas del año pasado incluso se veía la pretensión de ‘duplicar’ la escuela, pero desde casa. Y nos fuimos dando cuenta de que eso no era posible, de modo que ajustamos el dispositivo de contacto con los alumnos y con las familias. Nos fuimos familiarizando con la tecnología, descubrimos un montón de herramientas (que ya estaban ahí, pero que se usaban poco y nada), implementamos caminos de comunicación entre todos los actores para que el objetivo central del acto educativo, que los chicos sientan que forman parte de una comunidad mayor, que se sientan mirados amorosamente, contenidos, escuchados y que crezcan y aprendan en el proceso, se sostuviera. Con altos y bajos, claro; pero sabiendo que cada vez que nos equivocábamos estábamos aprendiendo algo nuevo.

Hoy el Colegio puede hacer frente a la no presencialidad de una manera pensada y planificada. Desde ya que todos preferiríamos que los chicos estén en las aulas, pero entendiendo que la situación sanitaria puede que no nos permita hacerlo por algún tiempo, estamos preparados. Este año lo pensamos considerando tres escenarios posibles: la presencialidad plena, la semi presencialidad y la no presencialidad. En cualquier caso, todo el Colegio -maestros, profesores, preceptores, equipo de orientación, administrativos, directivos, todos- está preparado para acompañar y enseñar, siempre con foco en los chicos. El lema del Colegio San Roque es ‘educación con alma’, y eso es algo que no vamos a resignar nos toque trabajar de la manera que nos toque”.

CN: Desde los medios, generalmente hablamos del impacto que la pandemia de Covid-19 y el aislamiento ha tenido en “los más chicos” pensando en los alumnos de primaria… ¿Qué dificultades y aprendizajes cree que este esquema ha implicado para aquellos más avanzados en su camino académico, como son los del secundario?

JB: “No estar en la escuela es una pérdida para todos. A cada niño, a cada niña, a cada adolescente no estar en el mismo lugar y en condiciones de ‘normalidad’ con sus pares y con sus referentes adultos fuera de la familia lo afecta. Por si hacía falta, la pandemia pone en evidencia que el ‘estar’ en la escuela agrega valor. Y en el caso de los adolescentes lo hace particularmente, porque es en esa etapa en la que los individuos definimos buena parte de nuestra personalidad, y lo hacemos con otros. Los chicos extrañan ese contacto, y lo manifiestan. Las semanas iniciales del año, en la que los alumnos tuvieron la oportunidad de asistir al Colegio, los veíamos felices; habían recuperado uno de los ejes que de manera más profunda los constituyen. Lamentablemente esa posibilidad no la tenemos hoy; ojalá los indicadores sanitarios nos permitan recuperarla lo antes posible, por los chicos, por los adultos que formamos parte de las escuelas y por las familias.

Ojo: no estoy diciendo que no esté bien que hoy las escuelas no estén disponibles para la presencialidad. Seguramente quienes toman las decisiones lo hacen pensando en el cuidado y en la salud de todos. Lo que digo es que, ni bien estén dadas las condiciones mínimas, es tremendamente importante que las instituciones educativas reciban a los chicos, y no estoy hablando sólo de lo que puedan aprender mejor si no, y sobre todo, del universo de relaciones y emociones que constituyen el ‘estar’ en la escuela”.

CN: No puedo dejar de mencionar el tan deseado Viaje de Egresados para los alumnos de sexto… ¿Qué pudieron hacer los chicos el año pasado? ¿Y en este 2021?

JB: “Los chicos que terminan sexto año ‘cierran’ una etapa, y de alguna manera clausuran la adolescencia al egresar del secundario. Esto tiene algo de duelo, de final, y ese ‘cierre’ se ha ido conformando con distintos rituales (que a nosotros como Colegio nos parecen importantes, por eso los acompañamos y cuidamos para que cada vivencia sea inolvidable). En sexto año los jóvenes hacen su ‘último primer día’, la ‘presentación de camperas’, las ‘últimas vacaciones de invierno’, el viaje a Bariloche, la ‘estudiantina’ de la semana de la primavera, el acto de egreso… todo eso -excepto el ‘último primer día’ y el acto de colación, con distancia y protocolos- se perdió el año pasado. La promoción 2020 sufrió una especie de ‘doble duelo’, de cierre sin cierre, y para los chicos fue muy duro.

Este año parecía que arrancaba distinto, con tonos más normales, pero la vuelta a la no presencialidad hace temer que la experiencia se repita. Ojalá que no; es muy importante para los chicos transitar por sus ritos, poder darle cierre a la etapa. En cualquier caso el Colegio San Roque va a acompañarlos, porque queremos que su último año sea inolvidable y porque nos parece que la postura de la institución favorece o desluce el momento de los chicos. Y para estas dos promociones estamos pensando además propuestas de permanencia optativa, esto es, que las puertas del Colegio estén abiertas para ellos a través de actividades artísticas y culturales”.

Por último, Buscassa se aseguró de enviar su agradecimiento a todas las personas que formaron parte de este proceso, y que dieron respuesta a los retos de un contexto inesperado:

JB: “Me parece que este es un momento para agradecer. Todos, desde el rol que nos toca, estamos reaprendiendo, reinventándonos, con mucha entrega y con mucho cariño. Maestras, profesores, familias, los mismos chicos; todos contribuimos para que el acto educativo se sostenga, de la forma que sea posible. A mí me parece que ese ‘sostener la escuela’, ese estar presentes en la vida de los chicos, pendientes todo el tiempo de qué podemos hacer mejor, es un acto de amor. Y es un acto de amor que me enorgullece, que me emociona y que me hace levantar todos los días con ganas de trabajar en el San Roque”.
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