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Partículas particulares
18/10/2024 16:00

Alergia nao tem fin: la Ciudad invadida por esporas de plátano

Se trata de un árbol tan frecuente como abominado en las calles, especialmente, del centro de nuestra Ciudad. Sus partículas pueden producir rinitis o congestión nasal. Quienes sufren de problemas respiratorios, también padecen las consecuencias.
El “Platanus × acerifolia”, conocido popularmente como plátano, es un híbrido de dos especies: el plátano oriental y el occidental. Imponente y de abundante sombra, es una de las especies exóticas más predominantes en el arbolado público de la Ciudad de Buenos Aires, sólo superada por los fresnos. Sus primeros ejemplares fueron plantados hace más de 150 años, y desde entonces ha sido una figura clave en la configuración del paisaje urbano, que durante el siglo pasado se expandió llegando a poblar, dicha especie, también el centro de nuestra Ciudad.

A pesar de sus beneficios, el plátano no goza de buena reputación entre algunos vecinos. Sin embargo, expertos destacan sus virtudes. "Es una especie noble. A pesar de las malas podas, el plátano rebrota con facilidad y rara vez se cae. Además, sus hojas actúan como filtros naturales, atrapando partículas contaminantes que de otro modo inhalaríamos", afirman.

En los últimos días, la proliferación de las partículas del plato se ha incrementado en Campana, y por acción del viento, la molestia se incrementa entre quienes lo sufren.

Sin embargo, el plátano tiene un lado menos amigable: su poda y su fase de polinización pueden generar molestias, especialmente en personas alérgicas. Durante fines de agosto, cuando sus frutos se desintegran y liberan diminutas espículas doradas, se generan síntomas que van desde rinitis hasta picazón en los ojos y la nariz, afectando tanto a alérgicos como a no alérgicos. Estas espículas, conocidas coloquialmente como “pelusa”, se dispersan con el viento, adhiriéndose a las mucosas y provocando irritaciones.

Pablo Moreno, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), explica que la incomodidad se debe a la estructura de las espículas: "Son tan finas que se clavan en la mucosa, lo que causa las molestias que experimentamos en la ciudad".

No obstante, los especialistas coinciden en que no es necesario "demonizar" al plátano. "El período de molestias es relativamente corto. Si comenzamos a eliminar estos árboles, la ciudad perdería una parte importante de su verde", señalan. Por su parte, Moreno propone priorizar la higiene urbana y la correcta poda de los plátanos como solución. "Es esencial limpiar las calles apenas caen las espículas para evitar su acumulación. Además, una poda adecuada, que oriente la copa hacia arriba, puede minimizar el contacto entre las flores y las personas", concluye.
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